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Converted by Falcon Hive

( Mi Ciudad ficcionada a partir de la experiencia)

“La arquitectura es la forma mas sencilla de articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de hacer soñar. No solo es una articulación y una modulación plásticas, que son las expresión de una belleza pasajera, sino también, una modulación influencial, que se inscribe en la curva eterna de los deseos humanos y de los progresos en la materialización de dichos deseos.” (Giles, Ivain. 1958: 12)

Tras ver la película “Largo viaje”, la deriva continua, me invita a observar todo y analizar lo que me presenta la ciudad hoy en día. Abro bien mis ojos, y me dispongo a consumir la ciudad, en vez de dejarme consumir por ella.
La ciudad es flujo, es materialidad. Pero, ¿Por qué esta dada esa materialidad, ese flujo? Hoy en día, es fácil pensar en la constitución de la ciudad como un espacio netamente comercial, a las andanzas de las antiguas plazas de centro en la edad media, la interacción no es más que comercialización o mero lugar de manifestación, castigo social o moral. Así mismo, en la actualidad, se nos platea el entorno como preconstruido, para el flujo mercantil de quien va a vender su fuerza de trabajo al sector, como de quien va en busca de un regalo para el pololo o un paraguas para capear la lluvia. Sin embargo, en ella observamos elementos confusos propios de una ambivalencia dual en la que se confronta lo instituido, lo asumido. Frente a una arquitectura ocasional que la corrompe, la desvirtúa y la confunde. En concreto, la deriva nos lleva desde recoleta hasta moneda con ahumada, presentando un paisaje confuso entre lo antiguo y lo nuevo, pero que es trascendido por las dinámicas de intercambio simbólico descritas, que presentan a esta ciudad de manera dialéctica, en donde su tesis es el mercantilismo arquitectónico y su antítesis es la arquitectura ocasional.




“De un modo u otro, cada cual habitará su catedral personal. Habrá estancias que harán soñar más que una droga y casas donde solo se podrá amar” (Giles, I. 1958: 16).






Ahora bien, en principio vemos un Santiago llena que normas y criterios establecidos de utilización del espacio, en este sentido, la arquitectura ocasional, se nos presenta de principio a fin del recorrido, ya sea en la pérgola, en la vega o en pleno paseo Bulnes, las estructuras ocasionales se despliegan en el andar de mi recorrido en las transformaciones están dadas por el día y la noche. Generando un plano visual de confrontación, en donde la calle se viste de hogar, encontrando lugares de refugio entre cartones. Así, como lo vemos en la película, el protagonista se hacer parte de un hogar ocasional, transgrediendo lo legal, lo establecido.
Terminando, la dualidad se expresa como el día y la noche, mientras la luz se presenta como la instancia de lo establecido, en donde lo ilegal queda oculto y resguardado, con la caída de la noche, se despliega una realidad reprimida y cautelada por el flujo comercial. In-situ, ya es de noche, termino mi recorrido y observo carritos desplegándose, dándonos a conocer un hogar que estuvo oculto durante el día en esta estructura ocasional, permitiendome descubrir su interior y de quienes son parte de ellas, vislumbrando un pasado, un presente y su futuro. Me hace participe de lo mas intimo de ellos.




1 Comment

  1. Klaudia Laffaille S On 19 de febrero de 2012, 15:44

    Wow... es duro ver como cambia el uso de la ciudad para pasar a ser albergue de los desamparados... Se observa un poderoso contraste entre la ciudad que puede satisfacer el consumismo y quienes la utilizan de noche como refugio, esos que no son parte del consumismo... No pueden y tal vez no quieren

     

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